Detrás de los árboles

Detrás de los árboles

En proceso

Hombre Lobo

Introducción
Summer es una loba desconocida para otros miembros de la manada. No se permitía salir de fiesta como a los demás. Desde pequeña su padre le había inculcado que debía permanecer alejada de los Alfas para pasar desapercibida. Pero un día, desde detrás de los árboles, los encontró a dos Alfas. No debía estar aquí ni observarlos tan cerca. Más, no debía sentir el ardiente deseo que la excitaba, pero en realidad, sí. Y no pudo evitar preguntarse cómo se sentiría estar entre ellos...
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Capítulo

Mi corazón latía con fuerza y la respiración se atascó en mi garganta. Mi cuerpo se estremeció de lujuria y mis p*chos deseaban ser tocados. El deseo entre mis piernas palpitaba con ansias y apreté los muslos con la esperanza de aliviar aquel sentimiento.

Mientras caminaba por el bosque como de costumbre para despejar mi mente, escuché el inconfundible sonido de la voz de mis Alfas.

El miedo y la desesperación habían invadido mi mente. Solía esconderme cuando los Alfas estaban cerca. En las reuniones de la manada, me sentaba en la parte de atrás y era la primera en salir para no topármelos. Por las noches, cuando la manada salía a correr yo me quedaba en casa leyendo un buen libro.

Muchas veces mi padre me dejó muy en claro que yo significaba una vergüenza para él, ya que me culpaba por la muerte de mi madre. Sin embargo, dudo mucho que los Alfas supieran que su tercero al mando tenía una hija. 

No se me permitía salir de fiesta como a los demás. Tenía una amiga en la escuela, pero ella era humana y no sabía nada sobre lobos. 

También, no me ayudaba mucho el hecho de que mi cabello fuera blanco como la nieve, algo que los lobos normales no tenían.

Desde pequeña mi padre me había inculcado que debía permanecer alejada de los Alfas y me volví bastante buena para pasar desapercibida.  

Sin embargo, esa noche no pude evitarlo. Caminé lentamente, miré detrás de un gran árbol y me sorprendí al ver la escena frente a mis ojos.

El más alto tenía el cabello negro azabache y constantemente se balanceaba sobre sus ojos café oscuros. Se llamaba Alec y era el primogénito de uno de los alfas más fuertes que habían existido. Por otro lado, su compañero Matt tenía el cabello rubio con mechones claros, resaltando sus brillantes ojos verdes.

Ambos hombres tenían enormes músculos y como la mayoría de los lobos machos, casi nunca usaban camisas, dejando su hermoso pecho a la vista de todos.

Mordí mi labio para evitar gemir cuando Alec sujetó a Matt fuertemente y bajó de su pantalón, revelando bruscamente su gran m*embro.

Acto seguido, tomó el m*embro de su compañero y comenzó a masturb*rlo lentamente, prov*cando gemidos llenos de placer. 

Sabía que debía darme la vuelta y correr, ya que estaba metiendo mis narices en su momento íntimo. Pero era como si mis pies estuvieran pegados al suelo y mis ojos fueran incapaces de apartar su mirada de ellos.

Matt gimió con fuerza, mientras decía: "Mald*to bast*rdo... Ugh, bésame ya". El terminar, dejó caer la cabeza hacia atrás para darle acceso a su compañero.  

Enseguida, vi como Alec sonrió antes de besar su cuello, para finalmente cerrar sus labios contra los de él. Al hacerlo, comenzó a mover su mano más rápido sobre aquel enorme miembro.

De repente, Matt se soltó del agarre de Alec y lo golpeó contra la roca.

En ese momento, no pude evitar deslizar mi mano por debajo de mi ropa interior. Mis caderas se sacudieron ligeramente cuando mis dedos rozaron mi carne excitada y mientras Matt rasgaba el pantalón de su pareja, hundí dos dedos profundamente dentro de mí.

Me mordí el labio al ver a Matt tomar el miembro de su pareja, que era incluso más grande que el suyo y deslizarlo entre sus labios, causando que Alec gruñera de placer y colocara su mano en la cabeza de Matt, para lentamente comenzar a empujar dentro de su boca. 

Sin darme cuenta, hice un pequeño ruido y la cabeza de Alec se giró directamente hacia mí, haciéndome gemir mientras el calor se derramaba por todo mi cuerpo. 

Mis instintos se activaron en ese instante, me di la vuelta y corrí tan rápido, que mis pies casi no tocaron el suelo. Otra cosa inusual sobre mí, era mi velocidad inigualable.  

Era tan rápida, que ni siquiera los Alfas más fuertes podían atraparme.

Al día siguiente, mientras nos reuníamos con la manada para otra junta, mi hermano mayor Adam, tomó mi mano con fuerza.

Papá me había golpeado cuando llegué tarde a casa esa noche y mi cuerpo aún se estaba recuperando. Adam había llegado a casa unos 15 minutos después e intervino rápidamente, lo que provocó que mi padre gruñera enojado y saliera con rabia. Él no solía golpearme cuando mi hermano estaba cerca, ya que era consciente de que su propio hijo tenía más capacidad para enfrentarlo. 

Adam me prometió que me sacaría de aquella casa pronto, pero tenía que reunir el suficiente dinero para poder hacerlo.

Él hizo una pausa antes de que entráramos en la manada, se volteó hacia mí y tiró de la capucha negra que me obligaban a usar constantemente para ocultar mi cabello y mi rostro. Me estremecí cuando tocó accidentalmente el moretón azul que tenía en mi mejilla.

El rostro de mi hermano estaba lleno de culpabilidad, pero rápidamente agarré su mano y la apreté.

Sabía que se sentía culpable por no haber enfrentado a papá todavía, pero estaba consciente de lo difícil que era para él, ya que nuestro padre nunca le había puesto la mano encima, ni le había tratado mal. Adam era el niño de sus ojos y siempre lo había sido. Por lo que a pesar de su constante abuso hacia mí, mi hermano lo amaba tanto como había amado a nuestra madre.

En ese momento, suspiró y levantó las manos para decirme por medio de señas: "Ten paciencia, ¿de acuerdo?" 

Asentí y él sonrió con tristeza. Mi padre comenzó a golpearme cuando tenía unos ocho años; a causa de eso, dejé de hablar. Desde entonces, no había dicho ni una sola palabra, ni siquiera a Adam. Al darse cuenta de esto, mi hermano me llevó con una instructora tres veces por semana para que me enseñara el lenguaje de señas.

Él también fue y aprendió rápidamente, por lo que se nos facilitó la comunicación.

En ese instante, Adam rápidamente me llevó al fondo de la habitación, antes de que la reunión diera inicio. Cuando los Alfas, Betas y mi padre se pararon al frente, todos permanecieron en silencio. 

Hablaron sobre algunos desconocidos que habían estado husmeando por los alrededores y cosas así. Me desconecté como siempre, pero cuando la voz de Alec resonó por toda la habitación, mis oídos agudizaron. 

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